jueves, 28 de febrero de 2013

Las mujeres y la caída del pelo



Todos hemos oído alguna vez que a los hombres se les cae el pelo. Y que, desgraciadamente, suele venir siempre por motivos genéticos. La herencia de la calvicie o alopecia es uno de los problemas que más disgustos traen a los hombres. Queriendo mantener su porte, su físico y su impecable presencia, la pérdida de pelo puede suponer un grave impedimento. Pero, ¿alguien ha hablado alguna vez de la importancia que dan las mujeres a esto?
Las mujeres nunca se han preocupado por la pérdida de pelo, porque siempre se lo han achacado al género masculino. Pero, en realidad, las mujeres también pueden sufrir este tipo de problemas. Bien es cierto que se libran de la causa “de herencia”; pero factores como la menopausia o un cambio drástico en las hormonas puede provocar la caída del pelo. Me voy a centrar en esto, principalmente.

Las mujeres tienen una percepción muy definida de la caída del cabello: poco atractivo. Saber que tu pareja o marido va a acabar como una bola de billar no es plato de buen gusto y son muchas las que deciden cortar con su pareja para evitarlo. Y ya de paso, evitar que sus hijos puedan heredarlo. La sociedad es tan frívola con respecto a estos temas estéticos, que ya nada sorprende. Pero la caída de pelo en las mujeres tampoco está bien considerado. La ventaja es que, en el caso de las mujeres, si se trata bien se puede llegar a una recuperación íntegra del cabello, impidiendo que vuelva a ocurrir. 

Los tratamientos de injerto capilar están a la orden del día y, aunque las mujeres se muestren más reticentes a la hora de hacerse un trasplante capilar, la solución está ahí. Capilae, por ejemplo, es un centro que se dedica única y exclusivamente al trasplante de pelo. Uno de los motivos por los que se le cae el pelo a las mujeres es el exceso de hormonas, el cáncer, la menopausia, el estrés, o un cambio en la dieta. 

Pero las mujeres pueden respirar tranquilas. Todos sus casos (al menos, en su mayoría) tienen una solución eficaz y, sobre todo, duradera. Al fin y al cabo lo importante no es recuperar el pelo, sino evitar que vuelva a caerse en un futuro. Normalmente cuando te decides por hacerte un injerto capilar, te asaltan dudas como “¿y si duele?” “¿y la cicatriz?” La operación en sí no duele porque siempre va acompañada de anestesia. Y la cicatriz que pueda dejarte dependerá de la técnica que use el profesional (o la técnica que tú elijas) Habrá técnicas que oculten la cicatriz pero sean más caras; y otras técnicas más asequibles que dejarán una cicatriz más visible. Aunque en ambos casos, todas las cicatrices acabarán cubiertas por el pelo, así que no serán perceptibles. Animo a todas las mujeres a que se quiten este miedo por indagar en el mundo de la estética, y descubran que algunas soluciones no son tan drásticas.




lunes, 25 de febrero de 2013

Anatomía del corazón

El corazón


El corazón

El corazón pesa entre 7 y 15 onzas (200 a 425 gramos) y es un poco más grande que una mano cerrada. Al final de una vida larga, el corazón de una persona puede haber latido (es decir, haberse dilatado y contraído) más de 3.500 millones de veces. Cada día, el corazón medio late 100.000 veces, bombeando aproximadamente 2.000 galones (7.571 litros) de sangre.

El corazón se encuentra entre los pulmones en el centro del pecho, detrás y levemente a la izquierda del esternón. Una membrana de dos capas, denominada «pericardio» envuelve el corazón como una bolsa. La capa externa del pericardio rodea el nacimiento de los principales vasos sanguíneos del corazón y está unida a la espina dorsal, al diafragma y a otras partes del cuerpo por medio de ligamentos. La capa interna del pericardio está unida al músculo cardíaco. Una capa de líquido separa las dos capas de la membrana, permitiendo que el corazón se mueva al latir a la vez que permanece unido al cuerpo.

El corazón tiene cuatro cavidades. Las cavidades superiores se denominan «aurícula izquierda» y «aurícula derecha» y las cavidades inferiores se denominan «ventrículo izquierdo» y «ventrículo derecho». Una pared muscular denominada «tabique» separa las aurículas izquierda y derecha y los ventrículos izquierdo y derecho. El ventrículo izquierdo es la cavidad más grande y fuerte del corazón. Las paredes del ventrículo izquierdo tienen un grosor de sólo media pulgada (poco más de un centímetro), pero tienen la fuerza suficiente para impeler la sangre a través de la válvula aórtica hacia el resto del cuerpo.

Las válvulas cardíacas

Las válvulas que controlan el flujo de la sangre por el corazón son cuatro:
La válvula tricúspide controla el flujo sanguíneo entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho.

La válvula pulmonar controla el flujo sanguíneo del ventrículo derecho a las arterias pulmonares, las cuales transportan la sangre a los pulmones para oxigenarla.

La válvula mitral permite que la sangre rica en oxígeno proveniente de los pulmones pase de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo.

La válvula aórtica permite que la sangre rica en oxígeno pase del ventrículo izquierdo a la aorta, la arteria más grande del cuerpo, la cual transporta la sangre al resto del organismo.

El sistema de conducción

Los impulsos eléctricos generados por el músculo cardíaco (el miocardio) estimulan la contracción del corazón. Esta señal eléctrica se origina en el nódulo sinoauricular (SA) ubicado en la parte superior de la aurícula derecha. El nódulo SA también se denomina el «marcapasos natural» del corazón. Los impulsos eléctricos de este marcapasos natural se propagan por las fibras musculares de las aurículas y los ventrículos estimulando su contracción. Aunque el nódulo SA envía impulsos eléctricos a una velocidad determinada, la frecuencia cardíaca podría variar según las demandas físicas o el nivel de estrés o debido a factores hormonales.

El aparato circulatorio

El corazón y el aparato circulatorio componen el aparato cardiovascular. El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre hacia los órganos, tejidos y células del organismo. La sangre suministra oxígeno y nutrientes a cada célula y recoge el dióxido de carbono y las sustancias de desecho producidas por esas células. La sangre es transportada desde el corazón al resto del cuerpo por medio de una red compleja de arterias, arteriolas y capilares y regresa al corazón por las vénulas y venas. Si se unieran todos los vasos de esta extensa red y se colocaran en línea recta, cubrirían una distancia de 60.000 millas (más de 96.500 kilómetros), lo suficiente como para circundar la tierra más de dos veces.

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